1 taza de mantequilla sin sal, fría, partida en cubos.
2 cucharadas de maizena.
1/2 taza de azúcar blanca granulada.
1 taza de azúcar morena.
1 cucharada de esencia de vainilla.
1 huevo grande y 1 yema.
7-10 dientes de ajo negro.
2 tazas de chips de chocolate.
Paso a paso
Precalienta el horno a 180°C (350°F).
En un bowl grande, tamiza la harina y mezcla con el bicarbonato de sodio y la maizena. Reserva.
En otro bowl o con una batidora, bate la mantequilla, el azúcar blanca y el azúcar morena hasta que la mezcla esté suave y cremosa.
Agrega la esencia de vainilla y los huevos uno a uno, batiendo bien después de cada adición. Poco a poco, agrega la mezcla de harina, maizena y bicarbonato de sodio al bowl con los ingredientes húmedos. Mezcla hasta que todos los ingredientes estén bien combinados. No sobre batas.
Picar los ajos negros.
Agrega los chips de chocolate, los ajos y revuelve para distribuirlos de manera uniforme en la masa.
En una bandeja para hornear previamente engrasada o cubierta con papel pergamino, coloca cucharadas de masa con suficiente espacio entre ellas para que las galletas tengan espacio para expandirse mientras se hornean.
Lleva la bandeja a la nevera y deja reposar las bolas de masa mínimo 30 minutos o desde la noche anterior.
Hornea en el horno precalentado a 180-200 grados durante unos 10-12 minutos, o hasta que los bordes de las galletas estén dorados, pero el centro aún esté un poco suave. El tiempo de cocción puede variar según el tamaño de las galletas y la temperatura real de tu horno, así que no descuides tus galletas y revísalas constantemente.
Una vez que las galletas estén listas, sácalas del horno y déjalas enfriar en la bandeja durante unos minutos antes de transferirlas a una rejilla de enfriamiento para que se enfríen por completo.